Esperando a Trump

El próximo 20 de enero Donald Trump tomará posesión como Presidente de EE.UU. y comenzaremos a ver qué parte de su radical programa electoral se convierte en realidad.

Los efectos  económicos  de la aplicación de ese programa lo serán principalmente  para los ciudadanos de Estados Unidos pero marcarán los intercambios comerciales internacionales,  el transporte y las cadenas de suministro globales.

Sólo con los anuncios de sus medidas, Trump está ya tocando dos factores fundamentales: El tipo de cambio del dólar y las expectativas sobre la industria del petróleo y su precio.

Desde su inesperada victoria electoral hasta cuando se escriben estas líneas,  el dólar se ha revalorizado en torno a un 5%, mostrando una tendencia  a llegar a la paridad con el euro.

Parece  que los mercados dan mayor credibilidad a las promesas de más desregulación interna y bajadas de impuestos que a otras medidas que podrían jugar a la contra del crecimiento económico como la renegociación de  tratados de libre comercio, la posible imposición de aranceles a la importación  o al muro con México.  Otros anuncios que también favorecen la apreciación del dólar son los referidos al aumento del gasto militar y de importantes  inversiones públicas en la modernización de las  infraestructuras del país.

Si esta tendencia hacia un dólar más fuerte se consolida tendrá un efecto positivo para las exportaciones europeas y españolas, ya que sus productos se volverán más competitivos en EE.UU. y en los países de la zona de influencia del dólar.  Su efecto negativo en Europa sería un encarecimiento  en euros de las importaciones en esa divisa y especialmente del petróleo.

Pero Trump es un fuerte defensor de la industria del petróleo. Sus promesas en esto son radicales  y  pasan por quitar las limitaciones medioambientales a la extracción de petróleo y gas natural, construir más oleoductos, permitir más terrenos para la perforación y el “fracking”, revisar los acuerdos firmados para la prevención del cambio climático, etc.. Y como garantía de su cumplimiento ha designado secretario de Estado a Rex Tillerson, CEO de ExxonMobil.

Estados Unidos, por tanto,  continuará aumentando su producción con lo que la perspectiva es que los precios del petróleo se mantengan bajos. Una buena noticia para el mundo del transporte donde el combustible es uno de los principales factores del coste y como consecuencia,  otro impacto positivo en el comercio mundial.

¿Será posible que la llegada de Trump (tachado entre otras cosas de demagogo, populista y proteccionista) genere inesperadamente un impulso al comercio mundial? ¿A cambio de qué “daños colaterales”?